“Hay acciones ambientales que son triplemente rentables: para el planeta, para la humanidad y para la economía”.- Víctor Viñuales

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Víctor Viñuales es el Director Ejecutivo de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) desde el año 1995 y Profesor del Programa Superior de Dirección Responsabilidad Social Corporativa del Instituto de Empresa (IE). Además de cofundador de Sabores Próximos, empresa de agricultura ecológica.

Víctor Viñuales se suma al movimiento #JUNTOSCONLAHOSTELERIA para ofrecernos su conocimiento en un área muy presente dentro de esta crisis sanitaria: la sostenibilidad. Y para hablarnos de la relación entre cambio climático y hostelería.

En Ecodes, trabajáis (y cito textualmente) “para maximizar el bienestar de todas las personas - las que estamos y las que vendrán-, dentro de los límites del planeta”. En estas circunstancias tan especiales que vivimos, ¿cuáles son vuestras labores prioritarias ahora mismo, en plena crisis del Covid-19?

La situación que estamos pasando es muy complicada, se  encadenan tres grandes emergencias. La sanitaria que ha creado la Covid19, la enorme crisis económica que está generando el parón generalizado de la economía en todo el mundo y no ha desaparecido la tremenda emergencia climática que estamos viviendo los últimos años. Además estas tres emergencias tienen muchas conexiones. Solo mencionaré una. Los científicos advirtieron sobre el riesgo de una pandemia vírica y no se atendió su llamamiento. Igual está ocurriendo con los avisos reiterados sobre el cambio climático.

En este contexto de confinamiento en los hogares de la mitad de la población mundial hemos lanzado la iniciativa hogares sostenibles, para transformar nuestros hogares en hogares saludables para el planeta y para nosotros mismos.

Se habla mucho de la bajada de los niveles de polución por el cese de la actividad comercial y los desplazamientos, especialmente en las grandes ciudades. Con el Estado de Alarma, ¿cree que se ha reducido la emergencia climática? ¿Qué deberíamos mantener en mente respecto al cambio climático una vez superado el Estado de Alarma?

Se ha reducido la contaminación atmosférica en grandes ciudades  y eso es muy positivo. De hecho, en China, esa reducción “salvó” más vidas que las que se perdieron en  todo el país con la Covid 19. Se han reducido también las emisiones de los gases de efecto invernadero, pero  las concentraciones de carbono acumulada exigen cambios mantenidos en el tiempo. Esa es la diferencia entre el COVID-19 y el cambio climático. Quince días de aislamiento frenan el contagio del coronavirus. Para lograr frenar el cambio climático tenemos que cambiar nuestro modelo de producción y nuestro estilo de vida. Pero lo vivido en esta gran crisis sanitaria nos puede servir para afrontar mejor el desafío climático. Todos los países se han   puesto en modo emergencia sanitaria. Tenemos que ponernos en modo de emergencia climática.

Otro de los temas más recurrentes es también el de aprovechar este tiempo como un momento para parar, reflexionar y mejorar. Como si el confinamiento fuera necesariamente un punto de inflexión. Aunque normalmente lo oigamos en un sentido personal, ¿debería aplicarse a los negocios este espíritu?

¡Por supuesto! Todas las crisis deben ser aprovechadas. Las personales y las sociales. Debemos lograr que esta pandemia sanitaria dure lo menos posible pero sus enseñanzas se extiendan en el tiempo. La muerte se ha hecho muy presente en los días y las noches del confinamiento. Esa cercanía siempre nos hace preguntarnos si estamos aprovechando bien el tiempo de vida incierto que tenemos. Desde mi punto de vista, ahí hay una oportunidad para repensar, personal y socialmente, nuestro estilo de vida. En muchas ocasiones nuestro estilo de vida es tóxico para el planeta y para nosotros mismos.

La transición a un modelo más sostenible de economía es una asignatura pendiente en multitud de industrias. ¿Cómo ves al sector de la hostelería en este sentido?

El sector de la hostelería es un sector muy especial, está conectado con dos de los cuatro grandes placeres de la vida: la comida/bebida y la conversación. Es una industria que posibilita  algo básico para los seres humanos: la relación social. Desde el punto de vista ambiental, forma parte de los  un sectores “difusos”: cada uno de los establecimientos emite poco, pero el agregado es importante. Por otro lado, con frecuencia, también contribuye a difundir con gran rapidez entre la ciudadanía gustos y modas que influyen mucho en el comportamiento de las personas en sus hogares. Por tanto, puede y debe jugar un gran papel en la transición a una sociedad más sostenible.

Pongamos un ejemplo práctico para hablar de sostenibilidad en hostelería. Tú mismo decías en una sesión como profesor del Curso de Especialización en Responsabilidad e Innovación Social, “Lo que cambia el mundo no son las intenciones, sino los hechos”. ¿Por dónde puede empezar un restaurante que quiera pivotar hacia un modelo más sostenible?

Desde mi punto de vista, lo importante es que se plantee cómo hacer para mejorar el mundo desde su local. Si lo piensa bien, aparecen en seguida muchas acciones que puede realizar. Por ejemplo: la reducción de su consumo de agua y de energía, garantizar que su aprovisionamiento de energía sea de fuente renovable, la reducción al mínimo de sus residuos, la compra de alimentos de proximidad, la reducción del desperdicio alimentario, las sustitución de los gases refrigerantes… Hay muchas acciones que se pueden hacer y lo importante es empezar

Normalmente los cambios que se tienen que realizar para conseguir un establecimiento más sostenible son muy estructurales. Y por lo tanto, suponen un importante desembolso económico. ¿Existen ayudas gubernamentales a la transición ecológica de las empresas?

Hay cambios que exigen mucho desembolso económico y otros que no. Lo importante es empezar. Si un año tenemos menos dinero, pues hacemos cosas más baratas. En ocasiones, esas acciones ambientales son triplemente rentables: para el planeta, para los seres humanos y para la economía del dueño o dueña del establecimiento. Existen menos ayudas públicas de las que deberían, pero algunas comunidades autónomas sí que tienen líneas específicas. Hay que consultar en cada comunidad autónoma.

Yéndonos al punto de vista del consumidor, ¿crees que los hábitos de consumo tras la crisis del Covid-19 cambiarán? ¿De qué manera?

El futuro no está escrito. Y la mejor prueba es la pandemia del COVID19. Un virus -sin cerebro y pequeño- ha conmocionado la vida de todo el planeta. Nadie, el 31 de diciembre del año pasado, podía prever la situación que estamos viviendo. Por tanto, el futuro no está escrito, está abierto.  Es razonable pensar que el confinamiento de la mitad de la población mundial ocasione cambios en la conducta de los consumidores. ¿Cuántos? ¿Cuáles? Quizás es pronto para saberlo. Muy posiblemente el temor a la cercanía del otro subsista un tiempo.

En tu opinión como sociólogo, ¿cómo se puede construir un futuro ante una situación tan adversa? ¿Qué podemos aprender como sociedad?

Primera respuesta: no debemos concentrarnos tanto en adivinar el futuro probable, debemos concentrarnos en construir el futuro que queremos. Como sociedad me gustaría que quedara como aprendizaje un poso: nos necesitamos unos a otros. Los grandes retos ante los que nos enfrentamos solo pueden afrontarse desde la cooperación y la ayuda mutua. Se acabaron los tiempos de la soberbia. Esta pandemia creo que debería dejar un “retrogusto” de humildad. La humildad es un buen campo de cultivo para que crezcan las alianzas. Unidos, con talento, con esfuerzo y con coraje podemos afrontar grandes desafíos. Es la hora de la sumar.