La imagen que quieres que perciban de ti como hostelero

Todo lo que habla de ti, importa

Nada de esto que te vamos a contar es nuevo, pero vamos a tratar de hacerlo de una manera que te haga reflexionar, no dejarte indiferente y tal vez hasta te rías.

Lo importante es que pienses y actúes. Primero pensar y luego, la acción, que hay personas que son propicias a hacer las cosas al revés y luego sale todo como no debería. Este preliminar no tiene otra intención que la de captar tu atención y parar tu mente para que reflexiones sobre ti mismo.

Ahora que ya te tenemos, piensa unos segundos en qué quieres expresar con tu imagen en tu lugar de trabajo: ¿Profesionalidad? ¿elegancia? ¿modernidad? ¿excentricidad? ¿discreción?

Y cuál es tu papel en el teatro de la barra o la sala o allí donde te toque trabajar. Eres… ¿el simpático?, ¿el conocedor?, ¿el recomendador?, ¿el que pasa desapercibido? o ¿el atrevido?

¿Ya lo tienes claro?

Estas dos premisas son claves a la hora de trabajar sobre tu imagen y sobre lo que quieres que tus clientes perciban de ti.

En general, los jefes de servicio piden a su equipo sincronía y homogeneidad. Sobre todo en grandes establecimientos atados a valores de antigüedad y tradición. El resultado suele traducirse en uniformes o a veces delantales, en los que priman colores neutros como el blanco y el negro y el rol del camarero debe ser contenido y muy educado.

Sin embargo, en la actualidad, la moda ha entrado hasta la cocina (nunca mejor dicho) y los chicos y chicas que comandan las barras exponen sus tatuajes, sus coletas, sus piercings e incluso sus propios looks.

La diferenciación del establecimiento también está en ti, y en todo eso que dices aunque sea con la boca cerrada. De sobra sabes que tú te conoces a ti mismo mejor que nadie en el mundo.